El País

Matrimonios y algo más

Una escisión en el grupo “A”. Movida de la Iglesia contra el matrimonio gay, un diputado que pide más presión corporativa. La ley de medios llega a la Corte. Cobos, un mal día en el Tribunal.
Una escisión en el grupo “A”. Movida de la Iglesia contra el matrimonio gay, un diputado que pide más presión corporativa. La ley de medios llega a la Corte. Cobos, un mal día en el Tribunal.

CAPITAL FEDERAL, Mayo 02.-(Por Mario Wainfeld) Los escándalos semanales tras las sesiones en el Congreso han devenido costumbre. Esta vez, le tocó a Diputados, añadiendo una innovación, dentro del esquema general. La apodada ley de matrimonio gay, como es regla en esos asuntos, es votada “a conciencia” (sin sumisión a la disciplina de bloque), reconfigurando el mapa de adhesiones y rechazos. Los socialistas y los bloques de centroizquierda, sin fisuras, avalan la iniciativa. En espejo, el PRO (con una sola excepción) se opone fervorosamente. El Frente para la Victoria (FpV) impulsa la norma pero no encolumna a todos sus integrantes, aunque sí a la mayor parte. En el radicalismo, prima la objeción con nutridas excepciones. En la Coalición Cívica hay impulsores convencidos en tanto la líder de la fuerza, Elisa Carrió, y Alfonso Prat Gay están en contra. El peronismo federal mayormente objeta, en parte por su sesgo derechoso y en parte por calcular que la aprobación de la reforma del Código Civil sería un gol del oficialismo.

 

La agenda del miércoles incluía el debate sobre la pertinencia de tratar la reforma a la ley de cheque, validada por una mayoría cuestionada en el Senado. En el recinto, el orden de los ítems a tratar altera el producto. El arco opositor impuso que la ley de cheque se abordaría en primer lugar. El grupo “A”, cómoda mayoría, no juntó quórum porque unos cuantos diputados querían frenar el matrimonio entre homosexuales. El oficialismo replicó con su habitual reflejo condicionado: demorar la ley de cheque sin entrar al recinto. El peronista federal Felipe Solá y la cívica Patricia Bullrich (tal para cual) pidieron con presteza que se levantara la sesión, cuando había diputados rondando el recinto. El presidente del cuerpo, Eduardo Fellner, no se hizo rogar, conjugando los intereses contingentes de los reclamantes con el del bloque del FpV. Por una vez, hubo críticas internas a su presidente Agustín Rossi entre los compañeros de su bancada más interesados en garantizar el tratamiento.

 

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Y se armó la discusión: La discusión detonó pronto, con las consabidas acusaciones cruzadas. En la volteada cayó el bloque de Martín Sabbatella, que se durmió y no estaba cuando se levantó la sesión. Dada su magnitud, cinco diputados, y la poca precisión sobre el número de asistentes es dudoso que hayan sido determinantes pero la ocasión fue aprovechada por sus adversarios de derecha y por sus competidores por el espacio de centroizquierda. Les imputaron haber pactado la ausencia con el oficialismo. La explicación de Sabbatella y Vilma Ibarra, que lo niegan pero sí asumen haberse distraído e ignorar lo que pasó, es creíble a la luz de su trayectoria y de su compromiso con la reforma en danza. Pero su defensa reveló un flanco débil, que es bajar la guardia en una situación que exige estar en alerta permanente.

 

Los organismos que promueven la medida y los conocen bien no les formularon reproches. Rezongaron en voz baja porque un proyecto de enorme relevancia social quedó envuelto en el juego parlamentario rutinario. A los ojos del cronista, tienen razón. La entidad de la cuestión quedó desmerecida por el rol playing habitual. Las características de la próxima sesión y su temario son de difícil predicción: hay una nube de propuestas en debate.

 

Una novedad interesante alumbró la semana, acentuada el miércoles, pero macerada desde antes. El socialismo, el GEN de Margarita Stolbizer y Proyecto Sur anunciaron que trabajarán en interbloque, con mayor autonomía respecto del grupo “A”. Habrá que medir el alcance y la perduración de la novedad. Si cuaja, podría alterar las relaciones de fuerza y le daría al sector perspectivas de incidir a favor de una agenda progresista, menos apegada a sus aliados radicales o de centroderecha. Si lo hicieran, interpelarían a la fuerza de Sabbatella (con quien se llevan pésimo por evidentes motivos de competencia interna) y forzarían al oficialismo a afinar su puntería.

 

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Reto a la vanguardia: Las polémicas sobre el procedimiento son más ruidosas que las referidas al fondo de la ley, toda una referencia acerca del cuadro parlamentario y de la evolución de la sociedad civil. De cualquier modo, las corporaciones religiosas están vigiles y activas.

 

El obispo auxiliar platense, Antonio Marino (mano derecha de Héctor Aguer) se reunió con dos senadores y 19 diputados en el edificio de la Conferencia Episcopal Argentina. La mayoría de los asistentes eran peronistas federales (entre ellos los dos senadores, Hilda González de Duhalde y Juan Carlos Romero), también estuvieron Gabriela Michetti y Prat Gay. Hubo profesión de fe discriminatoria y alusiones al tono sobre las reglas “naturales” del matrimonio que son, en verdad, construcciones sociales o religiosas. “Chiche” Duhalde hizo punta en ese camino.

 

En un mome

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