PERGAMINO,
Junio 29 (www.PergaminoCiudad.com.ar)
Este martes se conmemoró el 50º aniversario del derrocamiento del presidente
Arturo Illia. Por ese motivo, se realizó un emotivo acto en el patio de su casa
de natal, del cual participó el intendente Javier Martínez acompañado de
representantes de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, familiares, vecinos
y autoridades municipales. Al final del mismo se descubrió una placa alusiva.
El
sobrino del expresidente, Enrique Illia, recordó anécdotas e historia
familiares que le imprimieron gran emoción a la tarde y sacaron a luz el costado
humano de este sencillo y virtuoso pergaminense.
El
hijo de “Morocho”, destacó las figuras de sus abuelos, Martín y Emma, “padres de once hermanos a los que,
con un horno de ladrillo y esta quinta, les proporcionaron educación y les
infundieron valores relacionados con la solidaridad social y con el compromiso
político. Todos los hermanos Illia estudiaron, trabajaron y militaron en la
Unión Cívica Radical”.
En
tanto la profesora Teresa Iris Cosentino, Presidente de la Sociedad Italiana de
Socorros Mutuos “Fuerzas Unidas”, resaltó la imagen del padre del ex
presidente, don Martín Illia, un inmigrante italiano de fuerte vocación
altruista y forjador de valores de esta extensa familia junto a su esposa, doña
Emma Francesconi.
“En
el seno de esta familia se generaron los valores de respeto, humildad,
solidaridad y esfuerzo; de los que fueron portadores los hijos que crecieron en
esta casona que Don Martín levantó con los ladrillos de su horno. Fue
inmigrante italiano, socio de la Sociedad Italiana en el siglo pasado y garante
de la construcción del Teatro Verdi. Hoy nuestra propuesta es dejar un
explícito reconocimiento a los valores de esta familia”, destacó Cosentino.
Luego
el Intendente del Partido de Pergamino, Javier Martínez, emocionado contó que
su padre, de pequeño asistía a clases en la Escuela Primaria No. 18 y que “no
se volvía al campo, lo hacía caminando, sin pasar por la casa de Don Martin
Illia quien les daba un chocolate y una torta o una factura para acompañarlo.
Luego cuando creció la familia Illia fue un ejemplo de vida, a tal punto que mi
padre en homenaje a Don Arturo me puso Arturo como segundo nombre. No es
casualidad que mi padre, como muchos otros padres, haya elegido su nombre para que se mantenga
vivo el ejemplo de nuestro querido presidente”.
“Hoy
a 50 años se su derrocamiento, muchos de nosotros llevamos el nombre de Arturo
con orgullo, responsabilidad y admiración. Fue el presidente que sancionó la
ley de medicamentos que ponía fin al abuso de los laboratorios, el presidente
que fue criticado, pero nunca por su austeridad y honestidad, el presidente que
murió prácticamente en la pobreza porque dedicó su vida a los demás. Don Arturo
Illia, hijo de pergamino, médico, político de raza, es quien inspiró a buena
parte de la clase dirigente que aún hoy hacemos lo posible para tener un país
mejor”, prosiguió.
En
igual tono, Martínez expresó que “don Arturo es el orgullo de nuestra ciudad,
es parte de nuestra identidad, es la historia que una y otra vez les contamos a
nuestros hijos; porque luego de muchos años, sabemos que a cualquier dirigente
argentino se le debe exigir honestidad y austeridad ante todo. Es la muestra
cabal que en nuestra historia existen muchos casos de hombres que sí hicieron
la diferencia, que marcaron el rumbo, que dejaron su marca, su estilo, su
impronta ineludible”.
Asimismo,
invitó a que “50 años de aquel lamentable suceso, pensemos juntos que país
queremos para nuestros hijos. Pensemos que clase dirigente queremos. Pensemos
juntos como volver a lo mejor de nuestra historia y avanzar hacia el futuro.
Hoy muchos como yo, con alegría, entendemos por qué nuestros padres querían que
lleváramos el nombre de Don Arturo”.
Pergamino y Don Arturo
Illia
era un médico que había nacido en Pergamino, provincia de Buenos Aires, pero
que había hecho su carrera, profesional y política en Cruz del Eje, Córdoba.
Tenía 63 años cuando asumió el gobierno el 12 de octubre de 1963
Nuestra
ciudad, sin memoria exacta de fundación, nacido y crecido a la vera del arroyo
que le diera nombre, vio crecer en los albores del siglo XX, a unos de los
hombres públicos más dignos que ha dado la Nación.
Arturo
Umberto Illia, nació, como todos sus hermanos, en esa habitación que ilumina el
sol del poniente el 4 de agosto de 1900. La antigua habitación había sido la
génesis de esta hermosa casa, y allí aquel intrépido inmigrante italiano que
era su padre, inició el trabajo de almacenero, que complementaba su primigenia
ocupación de fabricante de ladrillos.
En
el guion del homenaje, el historiador Luis María Libera Gil recordó que “eran
épocas en que los italianos de diversos lugares de la península, ayudaban a
hacer la patria, desde sus ocupaciones, formando sus familias, criando y
educando hijos”. Impregnado de esos valores, seguramente Don Arturo se inspiró
para dejar entre su legado simbólico el siguiente pensamiento que le imprimió a
su vida casi como una marca indeleble: “La falta de ostentación es fundamental
en todo hombre que quiera ejercitar una acción docente de cualquier
finalidad... para ser útil hay que ser austero, desinteresado y modesto”.
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