El País

Cuatro cuotas cuestan caro

CAPITAL FEDERAL, Julio0 01.-( Por Mario Wainfeld) La gestión de Scioli y sus penurias financieras. El anuncio, la reacción sindical. La mirada del gobierno nacional, ante un desafío más político que futbolero. La distribución de ingresos, el sistema impositivo. Los intendentes bonaerenses frente a los conflictos con el gobernador y Moyano. Una nueva etapa, necesidades.

El gobernador Daniel Scioli, que siempre contó con un aceitado sistema de comunicación, optó por la sobriedad espartana de un comunicado para informar que desdoblaría en cuatro pagos el medio aguinaldo. El mensaje no detalla si se hará alguna diferenciación con los estatales de salarios más bajos. Algunos de sus allegados sugieren, en cauteloso off the record, que eso es aún posible pero hasta ahora nada se ha especificado.

La respuesta gremial llegó de volea y terminó siendo, en el opinable ranking del cronista, el dato sindical más relevante en una semana en la que tallaron alto el paro con movilización comandado por Hugo Moyano y la persistencia de la brutal movida de los Dragones en Chubut.

Los estatales de ATE, ligados a la CTA que conduce Pablo Micheli, harán huelga. Los docentes enfilan en el mismo camino. En ese espectro, es sabido, hay variados agrupamientos. La Federación Educativa Bonaerense auguró medidas de fuerza con durísimo discurso. El Suteba, que integra la CTA conducida por Hugo Yasky, analizará el curso de acción, que da la impresión de estar cantado. La interna gremial pesa, no podrá bancar ante sus bases una conducta más transigente que la FEB. Por añadidura, el escalonamiento del medio aguinaldo se añade al reclamo de reapertura de las paritarias, que el gobernador viene rehusando. También estaba frizado un reclamo sobre asignaciones familiares. El cierre traumático de la paritaria docente nacional añade su cuota de irritación. Los cuestionamientos de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a los maestros en su discurso del primero de marzo todavía resuenan en el imaginario de los docentes. Y el aumento del tope del mínimo no imponible para ganancias es mucho más que una demanda exclusiva de Moyano: la comparte todo el arco sindical, comprendiendo a los más afines al kirchnerismo.

Todo agrega, pero la gota que rebasó el vaso fue el sinceramiento de la situación financiera de “la Provincia”. Scioli precisó el auxilio nacional para poder honrar los sueldos de junio. El déficit es estructural y creciente. Mal momento para “jugar a más”, con la vista fija en 2013 o 2015, en la política nacional. El gobernador lo intentó, es patente que erró la táctica. Su partido de futsal con los líderes camioneros fue una provocación en mal momento. Scioli trató de justificarse camuflando lo político con digresiones deportivas: alega que (como al Barón Pierre de Coubertin) lo que le importa es competir, de modo amateur. En fin.

La Casa Rosada viene eligiendo al ministro de Economía, Hernán Lorenzino, para que le marque el paso. Así fue cuando lo indujo a modificar por decreto la alícuota del impuesto inmobiliario. Ahora le remesó, in extremis, los recursos estrictos para los sueldos. La Presidenta sumó conceptos a los hechos: no basta con estar en todas partes, también hay que gestionar.

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Y todas las cuentas me salieron mal: “Daniel tiene que hacerse cargo, maneja desaprensivamente los recursos. Gasta un platal en publicidad y en recitales de verano... después pide que le tiremos un salvavidas”. Un kirchnerista bonaerense, de alto piné, simplifica el entredicho. El hombre sabe que la publicidad o las jugadas culturales de verano son una gota en el océano del déficit. Lo que resalta es que el oficialismo nacional no va a asistir complacido a la campaña del gobernador con plata prestada.

El ahogo financiero no es monopolio bonaerense, son numerosas las provincias en aprietos. Las más grandes, en especial. Córdoba y Santa Fe encabezan la lista, Mendoza afronta dificultades. Es interesante advertir que las relaciones de sus gobernadores con el gobierno nacional son bien diferentes. Scioli es un caso único. El cordobés José Manuel de la Sota un adversario histórico. El socialista santafesino, Antonio Bonfatti, lleva por ahora una relación más que pasable, aun a costa de diferenciarse del líder de su partido y del Frente Amplio Progresista (FAP), Hermes Binner. El mendocino Francisco “Paco” Pérez es muy valorado en la Rosada y zonas de influencia. Es lógico que los gestos de los “gobernas” también sean divergentes. Sólo dos salen a la palestra señalando, cada cual a su modo, al gobierno nacional. Scioli se victimiza, De la Sota demanda ante la Corte Suprema algo que no le redituará nada en el corto plazo pero que lo posiciona políticamente.

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La Copa se mira y no se toca: Cuando se acentúan las carencias provinciales, resucitan los nostálgicos de la reforma de la Coparticipación Federal. Analistas y periodistas varios se envuelven en el poncho y fustigan la cerrazón del kirchnerismo. Interpelan al sujeto equivocado: deberían golpear la puerta de los constitucionalistas del ’94. La Coparticipación es, según el diseño de la Carta Magna, una versión legal de un baúl de Houdini o de David Copperfield. La cláusula transitoria que estipula su cambio para ¡1996! requiere la aprobación de cada provincia interesada en cualquier modificación de competencias o de asignación de recursos. Traducido al criollo, ya que federales estamos: una reforma sólo sería posible mediando unanimidad de las Legislaturas. Pero es misión imposible porque siempre habrá alguna provincia perjudicada (y que, por ende, no avalará) si se retoca el esquema vigente.

Así las cosas, es ineludible la existencia de una masa coparticipable y de recursos que el Estado nacional pueda manejar con discrecionalidad. El cronista añade su valoración: está bien que así sea, aunque siempre puede discutirse a su interior. Federalismo no es confederación y sólo el gobierno central puede timonear la economía y buscar su sustentabilidad.

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