Solicitada

Saludo de Fin de Año del presidente de la Sociedad Rural de Pergamino

Llega fin de año, un tiempo de balance que se asocia a la culminación de un ciclo. Y si bien está vinculado indefectiblemente a las cuestiones de la economía, entre el debe y el haber, también funciona como un tiempo para medir qué quedó pendiente, cuál es la evaluación del período, qué es lo que se necesita ajustar para enfrentar de la mejor manera lo que se viene; dejando implícita, la necesidad de evaluarlo sobre una base de planeamiento, no sólo de cada institución, sino también, del conjunto de la sociedad.

Y en tren de abordar el tema, es bueno decir que hace dos años, Pergamino comenzó a dar sus primeros pasos en el desafío de que casi 60 instituciones, entre las cuales se encuentra la que represento, constituyeran el Plan Estratégico Pergamino, que la semana pasada cumplió su primer ciclo.

Gracias al aporte de las mismas y el de muchos ciudadanos, se concluyó la etapa de abordaje y realización de la planificación, debiendo pasar ahora a la etapa más difícil, la aplicación y el sostenimiento del plan en el tiempo, en la que todos tendremos la responsabilidad de acompañar, construir cada uno desde su lugar, y controlar lo que se realice.

Como Presidente de la Sociedad Rural de Pergamino, siento orgullo de poder ser parte, asumiendo como Institución el compromiso público de un modelo de desarrollo realizado en forma conjunta, que tiene como meta el bien común.

Tal como destaca el libro distribuido en la presentación: “Nos encontramos para crecer”, resulta evidente que el camino para lograrlo está en fomentar la confianza interinstitucional, una mayor interrelación público/privada, como clave en la elaboración de estrategias con sus dimensiones sociales, económicas y urbanas, para que, con justicia y estrategias, demos a la ciudad un desarrollo sostenible, apoyado en su alto capital social.

Ahora, para planear, es necesario hacer un diagnóstico, y en este, pudimos reconfirmar que Pergamino tiene una fuerte interrelación con la actividad agropecuaria, ya que vincula su economía y su desarrollo, fundamentalmente al sector agrícola, que representa el 47% de las exportaciones locales.

Sin embargo, y como uno de los representantes del mismo, debo decir que nos enfrentamos a potenciales problemas, limitaciones, desafíos y muchos riesgos, que si suceden como es evidente, no sólo nos afectarán a nosotros como sector productivo, sino que terminarán teniendo un precio muy alto en toda nuestra comunidad.

Luego de la devaluación y la crisis del 2001, la producción agrícola apoyada por la coyuntura internacional e industrial, logró que el país recuperara su competitividad, abriendo un proceso de crecimiento a nivel nacional, que desde el 2004 fue contínuo y creciente, ayudados por la ascendente demanda de alimentos a nivel mundial, sobre todo de Asia, donde si nos basamos en la historia, podemos hacer una comparación con lo que vivimos a principios de siglo, cuando éramos reconocidos como “el granero del mundo”.

De esta manera, la recuperación del sector agrario, repercutió en la economía nacional y de las regiones vinculadas a la producción granaria y agroindustrial, pero la falta de un marco de concentración supralocal de estrategias y políticas de Estado, impidieron que el crecimiento económico entre el 2006 y el 2008, se orientara a un proceso de desarrollo sostenido a lo largo del tiempo.

Pergamino en esta etapa hizo un gran esfuerzo, capitalizando un crecimiento más que significativo, tanto de los servicios y equipamientos, como de las actuaciones y gestiones, en los ámbitos sociales, productivos, urbanísticos, ambientales, educativos y tecnológicos, con la Universidad, que potenciaron a la ciudad no sólo como un polo agrícola industrial, sino también, tecnológico y científico. Sin embargo, nada pudo impedir que temblara en el 2008 con la crisis del campo y luego con la crisis internacional, dejando en evidencia las debilidades que como ciudad y como país tenemos, frente a las amenazas del nuevo escenario global.

Las potencialidades que posee Argentina son muchas, pero debemos hacer fruto de ellas, no malgastarlas. A la sociedad la hacemos todos, tenemos muchas fortalezas, recursos naturales, infraestructura, y recursos humanos, pero nos falta participación, trabajo pensado por y para todos sus habitantes.

Es claro que las políticas económicas pueden afectar el futuro del país. Y si a esto le sumamos la incertidumbre de la economía mundial, donde los fondos de inversión están volviendo al dólar, fortaleciéndolo y dando un fin a la orientación del viento que sopló a favor de la economía argentina; la caída de cerca de un 25% del precio de los granos, con el agravante de una suba de sus costos de producción en casi la misma proporción; provocan por ejemplo, que uno de los granos emblema, como es el trigo, deje de ser rentable, con sus temidas consecuencias. O también amenaza a los ganaderos y lecheros, frente a la carrera contra la inflación, que dejan en el ca

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