La presidenta Cristina Kirchner le solicitó a Francisco su mediación en el conflicto. Los límites de ese propósito.
Los
vientos de cambio que suponen la llegada del Papa argentino a la Iglesia
Católica universal incluyen una cuestión cara al sentimiento nacional: las
Islas Malvinas. Las primeras lecturas apenas conocida la noticia apuntaron al
avance que podría significar la mediación del sumo pontífice en la búsqueda del
diálogo entre los dos países. Fue la propia Cristina Kirchner quien declaró
haberle hecho esa petición a Francisco durante el almuerzo que ambos
compartieron en el Vaticano.
Sin
embargo, bien miradas, las chances de modificar por esa vía el escenario del
diferendo distan del optimismo inicial. La postura de los especialistas varía
entre interpretar como una equivocación el pedido de CFK a un Papa que sería
“juez y parte” en la cuestión y valorar la obtención de mayor visibilidad para
el conflicto de soberanía a raíz de la intervención de un líder global del
calibre del jefe del Vaticano.
Ya
como arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio había asumido una postura
clara: “Las Malvinas son nuestras”. Por eso el primer ministro inglés, David
Cameron, se apresuró a cruzar “con respeto” al ahora sumo pontífice, y comparó
disparatadamente el referéndum en las islas con el cónclave que lo ubicó en el
máximo cargo de la Iglesia Católica.
"Ahora
estamos ante una posibilidad democrática mucho más favorable –señaló Cristina
Kirchner luego de su encuentro con Francisco-. No hay peligro de una contienda
bélica, más allá de la militarización del Atlántico Sur. Lo único que pedimos
es que se cumplan las resoluciones de la ONU para sentarnos a dialogar".
El
Comité de Descolonización de la ONU considera a las Islas Malvinas como uno de
los 17 “enclaves coloniales” que aún persisten en el mundo. Desde 1965 Gran
Bretaña viene ignorando sus exigencias para iniciar un diálogo con Argentina.
Pero
la mirada de los analistas dista de las expectativas que hoy puede haber en el
Gobierno. “Es contraproducente involucrar al Papa”, señala Norberto Consani,
director del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional
de La Plata (UNLP). “En otros aspectos, la política con el tema Malvinas es
positiva, pero en este caso hubo una equivocación de la Presidenta”, evaluó el
académico, que sin embargo aclaró que la elección de Francisco “es bárbara, va
a modificar el curso de la Iglesia y será un impacto muy grande a nivel
mundial”.
La
misma postura tiene el diputado nacional Julio Martínez (UCR), integrante de la
Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja y especialista en Malvinas:
“No tiene sentido el pedido de CFK. Los ingleses tienen muy definido su papel
imperialista, acaban de tener un plebiscito, han ganado una guerra”. Para el
legislador, el Santo Padre “es parte interesada, no hay que cargarle esa
responsabilidad. No le veo jurisdicción ni potestad”.
La
politóloga Karina Vila, especialista en Cooperación Internacional, amplió el
análisis: “La Santa Sede es clara en considerar que la cuestión es de índole
bilateral entre dos naciones soberanas. El reclamo de Argentina es válido, pero
el Papa, por más que sea argentino, y hoy el actor por excelencia en el sistema
internacional, ve excedida su competencia más que para oficiar de buen
negociador e incrementar la posibilidad del diálogo dándole prioridad en su
agenda”.
Consultada
por NOVA, Vila recordó las palabras del entonces arzobispo Bergoglio en ocasión
de cumplirse el 30ª aniversario del conflicto bélico: “Venimos a rezar por
aquellos que han caído, hijos de la Patria, a reclamar lo que es suyo y le fue
usurpado", dijo el por entonces cardenal primado.
Referéndum
Otra
cuestión es la del plebiscito que el gobierno británico impulsó para que los
kelpers ratificaran su pertenencia al Reino Unido. Contrariamente a lo que
podría esperar Cameron, en el mediano plazo esa iniciativa terminaría
resultando beneficiosa para Argentina. “Puede volverse en contra de Gran
Bretaña y los isleños”, analizó ante este portal el diputado Martínez, y
explicó: “Han querido armar una mesa de tres patas, pero los kelpers se
definieron como británicos. El resultado confirma que hay dos patas”.
Para
Norberto Consani, el referéndum “nos hizo un favor, porque (los kelpers) no se
independizaron”. En términos coloquiales, el académico sostuvo que Cameron
“juega para nosotros”, y subrayó: “Incluso habló del ‘colonialismo argentino’”.
Tanto
Martínez como Consani coincidieron en recordar una ley de Margaret Thatcher
sancionada un año después de la guerra, la “British Nationality Act 1983”, a
través de la cual se le otorgó a los kelpers la nacionalidad británica. O sea:
el plebiscito no tuvo sentido. “Hay dos patas, no tres. Esto vuelca el propio
argumento del Reino Unido”, completó el legislador radical.
Aunque
Martínez tampoco dejó pasar la cuestión central: el petróleo. “Hoy Gran Bretaña
tiene un problema -explicó-: le sale caro Malvinas, y los kelpers no se pueden
independizar porque necesitan tener la defensa en manos de Inglaterra”. Así
cobra importancia la explotación petrolífera, que “puede llegar a ser la fuerza
económica que lleve la solución al quebranto que están teniendo”.
Visibilidad
La
mirada de los ex combatientes, en tanto, es acaso más cautelosa. Pese a que
reconocen las limitaciones de Francisco para mediar en el conflicto, valoran la
visibilidad un eventual abordaje papal le otorgaría al tema. “Nos parece bien que
CFK lo plantee en otro ámbito más allá de los foros internacionales, para que
el mundo conozca la posición inglesa”, señaló a este portal Mario Volpe,
presidente del Centro de Ex Combatientes de las Islas Malvinas de La Plata
(CECIM). “Lo demás corre por cuenta del Vaticano, si como Estado que es va a
hacer algún tipo de mención”.
“Sería
importante que también la Santa Sede interviniera y le recomendara a Gran
Bretaña sentarse a dialogar”, sostuvo por su parte Ernesto Alonso, presidente
de la Comisión Nacional de Ex Combatientes, y destacó el “cambio de paradigma”
sobre las islas promovido desde el año 2003.
En
declaraciones a este medio, Alonso trazó la línea de ese cambio: “Dejamos de
expresar sólo los reclamos de los organismos internacionales, y ha aparecido la
política. La cuestión Malvinas está atada a los intereses que Gran Bretaña
tiene desde 1883”.
Para
el titular de la Comisión Nacional de Ex Combatientes, que depende del
Ministerio del Interior, “se está construyendo la identidad de la región, y el
apoyo a Argentina es unánime por primera vez en la historia”. Por eso instó a
que Gran Bretaña “cumpla con las más de 40 resoluciones de la ONU que instan a
sentarse a dialogar”.
Si
bien destaca el pedido de Cristina al Papa Francisco, Ernesto Alonso adelantó
que “tampoco creamos que esto va a ser como la mediación del ‘78 por el
conflicto del Canal de Beagle”. Lo mismo que recordó Karina Vila: “En esa
ocasión, el Papa Juan Pablo II ofició como mediador entre Argentina y Chile
habilitado por ambas partes”. “Puede estar en el deseo del sumo pontífice, más
que de todos los argentinos sumados, la intención de la resolución del
conflicto, pero excede su competencia”, ratificó la politóloga.
Ernesto
Alonso hizo un último aporte de orden geopolítico: “La decisión de la dictadura
le vino como anillo al dedo al imperialismo británico, porque hay una relación
directa de Malvinas con la proyección hacia la Antártida. Argentina se sostuvo
históricamente en el camino de la legalidad. ¿Qué hubiera pasado si nuestro
país no cumplía con alguna resolución de la ONU? No puede haber este doble
estándar”.