Era un adolescente de quince años, vulnerable, quizás acuciado por la pobreza de su familia y pensando que en algo podría ayudar y con la inocencia propia de la edad se presta a realizar una acción que le cuesta la vida. Vida que es perdida por la irresponsabilidad del brazo ejecutor.
¿Qué actitud, qué movimiento tan terrible el joven hace para ser acribillado de esa forma? ¿Qué es lo que produce pavor en quien aprieta el gatillo? Un adulto que conoce las consecuencias, que es una persona especializada y entrenada para lidiar en estas circunstancias, pudo hablar, el sabe que no yerra y descarga su arma contra un niño truncando todo su potencial y futuro, sumiendo a su familia en un eterno dolor por la ausencia de Juan Carlos Quiróz y a la sociedad con un sabor amargo por la inseguridad que también proviene de quien debiera defendernos.
El Consejo de
