Teatro Unión Ferroviaria

Calmels estuvo en Pergamino y habló sobre los juegos en la infancia


PERGAMINO, Julio 06 (www.PergaminoCiudad.com.ar) El sábado a la mañana en el Teatro Municipal Unión Ferroviaria el reconocido psicomotricista y escritor Daniel Calmels brindó una conferencia ante 200 personas.

En su segunda visita a nuestra ciudad, autoridades municipales y provinciales, profesionales, padres y público en general escucharon por más de tres horas a este gran orador que habló sobre los analizadores del jugar, la importancia del juego en la familia y los miedos básicos a los que se enfrenta el niño cuando juega.

A través de la transferencia de conocimientos y la calidez de su voz, Calmels logró captar la atención del público presente donde defendió el tiempo que se le debe dar al juego y donde explicó qué le sucede a un niño en el cual el juego no fue protagonista de su infancia.

El secretario de Promoción Social, Rubén Fernández; la directora de Educación, Roxana Villafañe; y el psicomotricista Daniel Calmels, brindaron detalles acerca de esta propuesta presentada el sábado pasado.

“Un verdadero lujo”

“Para nosotros es un verdadero lujo que un profesional de estas características, un especialista en el tema nos esté acompañando por segunda vez y esté trabajando en nuestra comunidad”, aseguró Fernández en relación a la visita del escritor.

Y explicó: “Hace casi cuatro años, cuando el Municipio tomó la determinación de formar parte, y ser ciudad miembro de la Red de Ciudades Educadoras, se empezó a pensar en un nuevo paradigma de funcionamiento de nuestros Centros de Desarrollo Comunitarios (CDC) que son nuestros espacios de contención, de formación y de inclusión, de nuestros niños y jóvenes. Basado en la pedagogía urbana, se empezó a capacitar a nuestros docentes y directores, y a lo largo de estos años se ha venido trabajando en la educación no formal, buscando entre todos armar una nueva currícula para el funcionamiento de nuestros CDC. Es nuestra aspiración que sea en forma definitiva como una política de estado, para que perdure más allá de los gobiernos de turno”.

A continuación, y haciendo referencia a que durante el viernes Calmels brindó un taller a directivos y docentes de los CDC, el funcionario señaló: “Ante la presencia de este especialista, trabajar puertas adentro con nuestros compañeros de trabajo municipales, de nuestros Centros, nos parecía un verdadero desperdicio, por eso hicimos esta convocatoria por segunda vez. Una convocatoria que él por si mismo lo logra porque ha trabajado en este lugar, con un lleno total en las dos oportunidades”.

Luego, Villafañe agregó: “Hicimos un taller interno, para personal de Educación, de los CDC y el Centro de Atención de Primera Infancia (CAPI), pero no queríamos quedarnos solo en eso, por eso organizamos esta convocatoria abierta al público en general, donde también asistieron profesionales de salud y educación, y pudieron llevarse los beneficios que trae Daniel con la claridad, sencillez y profundidad en sus conceptos”.

Al tiempo que destacó: “Daniel no plantea una oposición de nuevas tecnologías y los recursos que tenemos, sino el uso adecuado, y el otorgar el lugar adecuado a cada recurso, y revaloriza la función del adulto en la corporización del niño y en cuanto al jugar, desde el hacer, y no desde lo pasivo”.

Juego corporal

Por su parte, Calmels reveló en qué consiste el juego corporal y todo lo que ello implica: “Es un hecho cotidiano que el imperio de las pantallas reduzca el tiempo que existe para jugar corporalmente, porque los niños, principalmente los varones, juegan con las pantallas, lo que antes hacían corporalmente. Los juegos de persecución y confrontación que las pantallas desarrollan, en este momento no se desarrollando tanto corporalmente. Entonces, la tarea consiste en pensar el jugar en la infancia. También hablamos de los miedos básicos, miedo a la pérdida del contacto con el otro, la pérdida de la referencia visual,  y a la pérdida del refugio, entonces eso se juega corporalmente, y se juega en distintas culturas y de generación en generación se va transmitiendo. Ese es un legado cultural, y en muchas ocasiones vemos que eso se pierde como práctica social”.

“Jugar es siempre la presencia de otro. Un otro cercano, un otro par, un otro compañero de juego. El jugar permite algo que es muy creativo que es introducirse en la ficción. Y jugar nos permite mentir sin engañar. El que juega no engaña, pero a su vez miente. Porque lo que vemos que hay no es lo que él realiza. Y permite hacer comparaciones que es un procedimiento mental muy rico. Decir que un aro es una casa, o que un palo es una espada, implica ver condiciones de uno y otro. La comparación siempre piensa más en las semejanzas que en las diferencias, y crear un pensamiento comparativo es ver en positivo lo que las cosas tienen en común”, expuso.

La pantalla

Otro tema central de su discurso fue la pantalla y el tiempo que los niños le dedican por día. Al respecto indicó: “La pantalla se introduce en un momento particular de la sociedad en la cual la familia se ve convocada a diversas actividades y trabajos, con lo cual se modifica lo que es la familia clásica, en la cual había abuelos, una madre con más presencia dentro de la casa, en tiempo básicamente, entonces crea una modificación de la vida social. Esta modificación altera, de alguna forma, la crianza, si no se la reorganiza”.

Y en relación a esta idea actual de que “el tiempo pasa a cumplir un valor”, ejemplificó al mencionar que “cinco minutos hace 50 años no tenía valor, y hace algunos años había un programa de televisión que hablaba de 30 segundos de fama. Antes, 30 segundos era un tiempo inexistente, hoy 30 segundos tiene una densidad enorme. El aceleramiento crea imposibilidad de reflexionar, de prever, de anticiparse. El aceleramiento nos acerca al reflejo y no a la reflexión. Entonces, la defensa del juego implica un tiempo particular. El juego no puede acelerarse, no puede modificarse porque pierde la condición lúdica. Ante este aceleramiento la familia accede a que entre algo que entretenga al niño, que es la pantalla. Hoy en un restaurant podemos ver niños de dos años con una pantalla, esto alivia la mesa, pero los corre a los niños de una ceremonia tradicional de encuentro que es alimentarse en común. Compartir sabores más que tragar”.

Hacer lugar al juego

Asimismo, mencionó aquellos casos donde la familia no hace lugar al juego dentro de los hogares y declaró: “A veces no se trata de desplegar un juego, sino tener algo actitudinal, poder jugar con las palabras, no necesariamente es algo corporal. Hay muchas familias que cumplen con las condiciones de higiene, las normas, pero que no introducen lo lúdico. Un niño que está criado donde no hay creaciones lúdicas, donde no hay juego, va a tener dificultades en su vida con sus temores, no va a saber dónde ponerlos. El jugar, como el relato, nos da un lugar para los temores. Si no está eso los temores están sueltos”.

“Sabiamente y culturalmente siempre se le ha dado un lugar a los temores. Puede ser la producción artística, puede ser el juego. Lo lúdico no solo es divertirse, pasar el tiempo, sino que nos reasegura cierta confianza en nosotros mismos. La base de la creatividad está dada inicialmente en el juego. El niño se muestra creativo en el juego, es donde puede ensayar cosas, porque no lo puede hacer en otras cosas. El juego le permite ese despliegue de sus potencialidades en el jugar”, añadió.

Por último, y brindando un mensaje a los padres, sugirió que “la tecnología tendría que estar en el mismo orden de una cantidad de cosas que hay en la casa. La función de la madre es regulatoria. En la casa hay chocolate, pero el niño no está dos horas comiendo chocolate. Pero para poner límites uno tiene que tener en claro sus propios límites. Algo tan sencillo como qué me genera molestia a mí.  La pantalla tiene que ser acompañada, un niño no puede estar solo con una pantalla, tiene que acompañarlo uno, y en segunda instancia regulada temporalmente. Debe haber un momento para la pantalla que no es el momento de la comida. Puedo estar cansado y puedo hacerlo, pero que no sea hábito. Un niño de 3 o 4 años no puede estar tres horas en la pantalla. La pantalla no corporiza, no me exige cosas. Los adelantos técnicos y científicos son fantásticos, el tema es ver cuál es el lugar que ocupan en la crianza”. (www.PergaminoCiudad.com.ar)


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