La salud es el bien más preciado, con el que tiene contar una persona para poder desarrollarse en la sociedad, pero muchas veces no se le da el valor que debería tener. Podemos verlo hoy en día: aunque contamos con hospitales gratuitos y diferentes centros de atención, tenemos zonas en las que directamente no hay nada y en lugares donde sí los hay por la administración del establecimiento, están en pésimas condiciones y con una atención de muy baja calidad. Se trata a las personas como objetos, se las dirige de un lugar a otro, muchas veces no hay medios para realizar los estudios, a gran cantidad de los empleados que deben atendernos no les importa nada más que su sueldo a fin de mes ¿Vergonzoso, no?
En este texto no se quiere acusar a todos los que trabajan en el sistema de salud porque, como todos sabemos hay muchas personas valiosas, pero sí a gran parte de ellos, entre enfermeros, cocineros, médicos, distintos especialistas, etc. que no le dan valor al paciente; lo desprecian, lo discriminan muchas veces, lo desatienden, en sí no cumplen con el objetivo de su trabajo, que es una vocación de servicio al otro, una entrega de cuidar, acompañar, aconsejar al otro para que pueda mejorar.
Y por otro lado tenemos también a los espacios donde somos atendidos, no todos, pero sí muchos, están en un estado de deterioro y abandono que ya no se puede sostener más, no podemos permitir que esto sea así, es un espacio público muy valioso que debe ser mantenido y cuidado tanto por los administradores y empleados del lugar como los que lo usamos.
Es algo simple, debemos entender que ese lugar es como nuestro hogar y que es muy importante para nosotros como para nuestros vecinos ya que la salud como ya lo dijimos es lo más importante que tenemos.
Sí debemos reconocer algo que es muy valioso y que no todos los países tienen es que nuestro sistema de salud es público y por eso mismo debemos fomentarlo, cuidarlo, que no sea algo que queremos evitar por el mal servicio que se ofrece, como pasa hoy en día, que para ser atendidos debemos esperar horas o días, y luego nos atienden totalmente desganados. Valoremos lo que tenemos y hagámoslo grande. No podemos permitir que la corrupción, los acomodos, entren a este medio que debe estar centrado en una sola cosa el bienestar de la persona.
Por otro lado también tenemos las clínicas y centros de atención privados a los que hoy en día, por sus altos costos, si no tenemos dinero o una buena obra social no podemos acceder. Esto nos hace pensar que la salud depende del dinero que tengamos, ya que si no podemos pagarlo y en ese lugar no contamos con un hospital apto para que te atienda queda nuestra vida totalmente a la deriva ¿Una gran vergüenza, no? La salud, no puede ser negociable, no es un objeto, es una parte fundamental para la persona. ¿Si no tenemos dinero, que hacemos? Además de obviamente encontrar muchas veces en este lugar también un pésimo servicio.
Y ya habiendo analizado, tanto la parte privada como la pública, los empleados del sistema y los establecimientos, creo que es esencial concluir con lo que la persona es, lo que vale, lo siente, y como debería ser tratada. Este ser humano del que estamos hablando, somos todos nosotros ya que todos requerimos en algún momento de algún cuidado. Muchas personas como sabemos no confían en los médicos, otras confían demasiado. Pero si gran parte de la población se queja cuando debe ser internado, al igual de los familiares del enfermo, que deben sufrir grandes penurias; muchas veces le faltan el respeto, se les burlan, los menosprecian, discriminan y obviamente los atienden con muy pocas ganas de que salgan adelante. Además de que varias veces estos pacientes nunca logran saber lo que tienen, en sí no se los valora como personas, son simples objetos. ¿Cómo piensan que se sentirán? Mientras son tratados así y no como un par al que debemos cuidar como si fuéramos nosotros mismos.
Como reflexión final: ¿Es la salud un objeto comerciable, o es en realidad un bien fundamental para poder vivir?
Julián Ventura
ventuju@gmail.com