Correo de Lectores

La importancia del diálogo

Señor Director de PergaminoCiudad:
Señor Director de PergaminoCiudad:

Hace tiempo venimos viendo que cuando un político dialoga con otro se convierte para todos los medios de comunicación en “aliado”, promoviendo estos la falta de valores de estos dirigentes por no respetar sus ideales y construir poder con quien sea necesario.

Pero no nos damos cuenta de la importancia que tiene el diálogo con otros pensamientos, de poder hablar y respetarnos entre todos, aunque debemos sí, cuidar nuestros ideales. Por otro lado también tenemos el problema de denominar al que piensa distinto como un enemigo al que hay que destruir y no alguien con el que podemos discutir y llegar a un objetivo común que beneficie a la gran mayoría de la sociedad.

Esta nueva o llamativa costumbre de hacer política, en sí vergonzosa, no podemos seguir permitiéndola. Directamente rompe con todos los parámetros de hacer política. Con esto quiero decir que la regla fundamental de la política que es debatir, discutir entre todos para poder buscar el mejor camino para conducir el país, prácticamente se ha dejado de lado. Hoy que un político se junte con otro es para que los medios de comunicación den a entender que se formó una alianza y abandonaron su lucha histórica. Esta manera de pensar destruye el diálogo entre las distintas ideologías que tenemos en nuestro país, ya que termina casi siempre sacando el foco principal de la reunión, quedándose solo con la duda de si ¿Este, estará con tal otro? Y no ¿Qué están tratando de plantear? ¿Por qué se habrán reunido? ¿Sus propuestas serán positivas para nuestro país?  

Por otro lado tenemos también el problema de saber denominar a nuestro adversario como tal; por el simple hecho que esta manera de hacer política lo convierte claramente en un enemigo que hay que destruirlo y no en lo que verdaderamente es, un adversario con el que podemos discutir. Mucha gente propone como culpables de estas metodologías a este nuevo grupo político que gobierna nuestro país denominado kichnerismo. Lo que podemos decir que en parte es cierto ya que su forma de actuar e imponerse lo demuestra. En principio lo podemos notar en su deficiente capacidad de escuchar una opinión que no sea favorable para ellos. En segundo lugar la forma de contestar de este gobierno faltándole el respeto a los opositores, humillándolos. En tercer lugar podríamos decir la manera de utilizar los recursos del estado entregándoselos a sus pares y destruyendo a los empresarios que no estén a favor de las medidas que el gobierno esté tomando; entre otros. En si es una muestra muy clara de lo que expresamos al principio de la concepción de enemigos y no de adversarios.

Esto también lo podemos ver en el espectro contrario al gobierno, otra gran parte de la sociedad que ve todo mal y si no pensás como ellos, sos kichnerista. Lo que genera una “bipolarización” del país de tal magnitud que a otras miles de personas que piensan críticamente al gobierno pero no ven todo mal, o que tienen otra ideología, quedan plantados en una posición en la que se deben definir por uno o por otro o se reniegan de tal manera de la política que le hace perder a la misma el verdadero objetivo que tiene. Quedando así su postura política totalmente opacada por los grandes enfrentamientos de los otros dos polos o directamente por que se centran en sus encuentros con otros dirigentes “los chusmeríos” y no en sus propuestas. Esto ocurre simplemente porque esa “bipolarización” es una ficción que se trata de fomentar para que otros grupos políticos no puedan crecer. Con esto queremos expresar que sí hay muchísimos puntos de vistas para hacer política, que se están construyendo propuestas de cambio, pero esta irrealidad produce que no sean escuchadas, ya que o sos kichnerista o estas en contra y estos últimos por las mismas peleas y chusmeríos que se crean no pueden armar una propuesta convocante y convincente. 

No podemos seguir permitiendo que se le siga quitando el valor que tiene la política, que se siga jugando con ella; sino que debemos fomentar la democracia. ¿Qué significa esto? Que se respete al que piense distinto, que no juguemos al amigo-enemigo, que no existan estos últimos, sino que seamos adversarios, que se respete la constitución, las leyes y todas las instituciones de la nación. Que trabajemos para transformar estos enfrentamientos en discusiones de las que se saque conclusiones para construir una Argentina mejor.

 

Julián Ventura

ventuju@gmail.com

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