El País

Historia argentina y mitología griega

Por Mario Wainfeld

 

En medio de la sesión en que se debatía el matrimonio entre personas del mismo sexo, la diputada Cecilia Merchán (Libres del Sur) anunció la detención de José Alfredo Martínez de Hoz. Una ovación, lindante con la unanimidad, subrayó la nueva. Seguro que hubo conversos entre quienes aplaudieron, de cualquier manera el episodio ilustró el estado de opinión sobre el terrorismo de Estado y la simultaneidad entre dos hechos históricos. En el recinto se gestionaba un avance formidable sobre derechos civiles, en el Cavanagh caía un icono de la dictadura y un símbolo de la impunidad de las clases dominantes.

 

El azar obró la coincidencia momentánea, la simultaneidad de fondo alude a causas profundas, a avances del sistema democrático.

 

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Joe y sus amigos de siempre: Martínez de Hoz tuvo defensores en el Agora, cofrades de clase, de proyecto e ideológicos. El diario La Nación, en encendidos editoriales y columnas (en las que recuperó la palabra “subversivos” para mentar a las víctimas de la dictadura) defendió la causa de Joe. El Colegio de Abogados porteño sumó su irrisoria voz. Su nombre engaña, es una ONG que aglutina a un puñado de letrados procesistas, no representa a la matrícula de profesionales, como sí lo hace el Colegio Público.

 

Los argumentos de los otrora aliados, hoy defensores, son calcados. Denuncian una persecución política y alegan que la causa penal por el secuestro extorsivo del empresario Gutheim y su hijo fue cerrada en su momento. Invocan que el ex ministro estaba a punto de ser sobreseído cuando recibió la gracia del indulto. Los juristas polemizan sobre si es válido el indulto antes de la sentencia, lo cierto que es, en este caso, eso ocurrió y el expediente se archivó. El sobreseimiento, sucedáneo de la sentencia, es un acto preciso y único. No lo hubo en el expediente en cuestión. No existe estar “casi” sobreseído, como no es factible estar casi embarazada. En ambos supuestos, los trámites previos son imprescindibles pero no suficientes.

 

Los apologistas del reo Martínez de Hoz se distrajeron de un “detalle”: el arresto no fue un embate de fuerzas de choque sino consecuencia directa de un fallo señero de la Corte Suprema, que confirma una jurisprudencia ejemplar, añejada en (ay, demasiados) años.

 

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Una sesión memorable: La sesión sobre matrimonio gay fue memorable. La libertad de voto desemblocó el esquema binario del actual Congreso propiciando intervenciones interesantes y un debate rico en matices. Fueron contados los diputados que hicieron gala de intolerancia y de irrespeto por la diversidad. La corrección política dominó aun entre quienes votaron por la negativa. En el arco mayoritario las banderas igualitarias y constitucionales se mestizaron con lecturas sobre los fundamentos de la familia contemporánea. El momento emocional más alto fue la presentación del socialista Ricardo Oscar Cuccovillo, quien compartió sus vivencias como padre de un hijo gay. Como se dice en las transmisiones de fútbol cuando hay un golazo, en ese momento se podía haber cerrado la cancha.

 

Las barras metieron bulla, aplaudieron y abuchearon según los casos. No incurrieron en patoteadas similares a las que ocasionaron, en otras sesiones, Juan Carlos Blumberg o los ruralistas de la Mesa de Enlace. Dictaron cátedra de cultura política y de capacidad de movilización. Un hilo nítido enlaza los dos sucedidos que referimos: son consecuencia de la convicción militante de minorías organizadas que supieron construir conciencia, ganar espacios, abrir la cabeza y los oídos de la sociedad civil. Temple para soportar los malos trances o las murallas de silencio, creatividad para buscar las herramientas legales para sostener sus causas, paciencia sin desmayos.

 

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El “A bis”, o algo más. El centroizquierda que aportó 28 votos, sumando todas sus expresiones, fue decisivo para concretar la sesión especial y garantizar el quórum. El cien por ciento de sus diputados votó afirmativamente dando fe de su coherencia, que no hubiera bastado sin la concurrencia de colegas de otras bancadas.

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